Sobre mí
¡Hola! Mi nombre es Sergio Martínez Hernández, tengo 20 años y nací en Madrid, España, aunque siempre he vivido y me he criado en un pueblo al sur de Madrid llamado Colmenar de Oreja. Siempre fui muy buen estudiante, y con con 18 me saqué el bachillerato de humanidades. Desde que tengo uso de razón recuerdo haber querido siempre estudiar una carrera universitaria, simplemente por el hecho de que me gustaba estudiar; o al menos eso era lo que me decía mi cerebro. Tras hacer bachillerato, hice la Evau, sin saber saber todavía muy bien que iba a estudiar después, puesto que me llamaban muchas cosas la atención pero cuando elegía alguna opción, lo meditaba bien y no me imaginaba siendo algo así nunca. Los idiomas habían sido siempre uno de mis puntos fuertes, además me gustaban mucho, por lo que decidí entrar a Traducción e Interpretación. Esta decisión la tomé tanto un poco por presión social como por inercia. Cuando a penas llevaba 1 mes en la facultad ya estaba harto, me levantaba sin ganas y volvía a casa prácticamente muerto. Yo sabía perfectamente que había tomado el camino equivocado, porque aunque me gustase mucho estudiar, eso no quería decir que ya tuviese que seguir esos pasos; por lo que en Noviembre de 2022 tomé una de las decisiones más importantes de mi vida, dejar la universidad, con todo lo que eso conlleva ( papeleo, devolver becas, decepción familiar…etc). Por una parte estaba contento por haberme quitado esa losa de encima, pero por otra estaba preocupado por no saber que iba a hacer ahora con mi vida. A esta sensación se le sumó la de estar ya muy cansado de estar siempre en el mismo lugar, viendo las mismas caras y lo mismo desde que me levantaba. En este momento tomé la que puede ser posiblemente la mejor decisión de mi vida, irme a estudiar al extranjero, concretamente a Australia, el lugar más lejano al que podía ir. Allí estuve 5 meses, al principio fue muy duro, echaba de menos a mis padres y a mis abuelos y no conocía a nadie, pero ahora viéndolo desde fuera puedo decir que ese viaje me hizo cambiar por completo. En lo mental me sirvió para abrir mi mente al mundo y respetar todas las culturas y darme cuenta que la vida es maravillosa y hay vida más allá de cuatro calles en un pueblo. Por lo demás, Australia me ayudó a darme cuenta de lo que de verdad quería hacer con mi vida, viajar, sin apegarme tanto a lo material y estar rodeado sobre todo de gente buena y con las mismas ambiciones que yo. Volví a España en septiembre de 2023, en octubre de ese mismo año ya estaba estudiando para sacarme el tItulo de azafato de vuelo, profesión que me había encantado desde los 14 o 15 años.
Soy hijo único y ya desde bien pequeño fui una persona muy curiosa (y lo sigo siendo). Me gustaba tocar todas las cosas, apretar botones, quedarme mirando todo lo que tenía a mi alrededor…etc. Cuando crecí algo más y ya podía reflexionar por mí mismo recuerdo que me encantaban los dinosaurios y me empezó a gustar mucho la geografía ( saberme las banderas de cada país, sus capitales, lagos, cordilleras, montañas…etc.), los cuadros, los monumentos famosos…etc. Mis padres me llevaban mucho a museos, exposiciones, hacíamos escapadas y en verano nos íbamos todos los años a algún destino de vacaciones. Todo esto fue forjando mis gusto por aprender y despertaba mi intriga sobre el mundo. Cuando me preguntaban qué quería ser de mayor siempre contestaba arqueólogo, porque ya de por sí a mis gustos se le sumaban películas que acababa de ver como Tadeo Jones, y me decía a mi mismo que quería tener una vida así, llena de aventuras y libertad, pero tampoco estaba obsesionado, simplemente vivía el día a día con mis inquietudes de siempre y ya. La primera vez que monté en avión fue en 2018 para ir a Mallorca de vacaciones con mis padres y por un lado tenía mucho miedo, pero también pensaba que esto de los aviones era algo que me asombraba. Tras esto, me centré mucho en los aviones ya que llenaban mucho mi instinto aventurero y me fascinaba el hecho de volar. Con tan solo 16 me acuerdo que con el dinero que iba ahorrando buscaba vuelos baratos de ida y vuelta en el día, me levantaba a las 3, cogía el autobús y el metro y me iba a Barcelona, Santander, La Coruña, Sevilla, Palma…etc. En ese momento lo hacía por querer montar en avión principalmente, pero sobre todo, porque mi cuerpo me lo pedía, salir a la aventura. Mi pasión seguía siendo el hecho de viajar, pero me di cuenta que esto de los aviones y los aeropuertos quería que estuviese cerca de mí en mi día a día. A partir de aquí empecé a decir a mis padres que quería ser TCP (azafato de vuelo) y viajar por el mundo, porque yo sabía perfectamente que en la vida hay que trabajar, sino trabajas te mueres; pero era una profesión que para mí no era trabajar. Dejé un poco de lado mis gustos que había tenido dede pequeño y ya me centré solamente en ser TCP y ser el mejor. Cuando me saqué el título de TCP ya sabía que ese era el trabajo que quería tener, lo tiene todo, hacer deporte para estar bien físicamente, montar en avión, saber sobre supervivencia, conocer gente nueva cada día, no estar nunca quieto…etc. Pero me faltaba algo, me percaté de que mi vida no quería ceñirla solo a un empleo y que le dijera a la gente que era azafato y ya. No quería construir una vida en torno a mi empleo sino que ese empleo fuera simplemente una parte más de mi vida. Quería construir y luchar por crear una vida en conjunto, la vida que había soñado desde que era pequeño con mis padres. Desde que me levantase hasta que me fuese a dormir que hiciera lo que me gustaba. La vida de un aventurero, libre, que cada día se levanta a una hora, que nunca para de aprender, que se cuida, que hace y deshace la maleta continuamente y que no le tiene miedo a nada.
Sergio Martínez
