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RoadTrip Australia 2023 🇦🇺🚐🦘

Día 1. Comienza la aventura.

10 de Junio de 2023, comenzaba la mayor aventura que jamás había vivido nunca. Ahora lo veo como algo magnifico, pero ese día nadie sabía qué iba a ser de nosotros. Ese día por la mañana tuve que dejar el campus de estudiantes de Perth por la mañana y trasladarme a mi nueva casa de acogida. Tuve que recoger toda la habitación corriendo y al rato un furgón vino a recogernos para llevarnos a nuestro nuevo hogar. Ese mismo día, por la tarde, volvimos al campus y fuimos a recoger nuestro coche de alquiler a la oficina. Os dejo aquí la ubicación y el enlace para su web. La empresa se llama NoBirds Perth, tienen dos o tres sucursales en la ciudad pero nosotros usamos la más céntrica. 

Para recoger el coche te van a pedir el pasaporte si no eres australiano y el carnet de conducir internacional, que es muy fácil de sacar por internet. Os recomiendo que si vais a conducir más de uno solo pongáis a la hora de reservar solo un conductor, ya que te ahorras un montón. A nosotros 7 días nos contó unos 700 dólares australianos que al cambio eran como 450 euros entre 5 personas.   

Nuestra primera parada fue en un centro comercial a comer algo a las afueras de la ciudad de Perth. El viaje lo hicimos 2 japoneses, 1 italiano, 1 español y 1 colombiano. Después de coger energías para el resto del día seguimos nuestra travesía hasta el desierto de los pináculos.

En cuanto sales de la ciudad el paisaje cambia totalmente. Dejas atrás los edificios y el asfalto y de repente entramos en un paisaje verde lleno de bosques. Antes de salir nos avisaron que tuviéramos mucho cuidado con los canguros que se cruzan por la carretera, y la verdad es que no se hicieron esperar. Nada más salir de la ciudad nos empezamos a encontrar con canguros atropellados en las cunetas de la carretera. 

 ⚠️❗️Atención: Nunca os confiéis al conducir fuera de ciudades en Australia. La carreras son muy estrechas y en cualquier momento te despistas y te sales. También tener mucho cuidado con los canguros, sobre todo de noche. Esta todo lleno de señales amarillas de peligro.

Cuando llegamos al desierto de los pináculos empezó a chispear. La entrada está girando a la derecha en mitad de la nada por un desvió.El ticket se cobra por vehículo, no por persona, y cuesta 15$ que se pueden pagar con tarjeta.

⚠️❗️Consejo: Nos sorprendió mucho lo desarrollado que está el pago con tarjeta, incluso en sitios perdidos, pero recomendamos llevar siempre efectivo por si acaso.

Cuando llegamos recorrimos el desierto entre las rocas hasta que aparcamos. La verdad es que era un ligar impactante, cuando llegas te encuentras un desierto enorme lleno de monolitos. Parece un poco extraterrestre.

Tras esto retomamos nuestro camino hacia el norte por la costa. Era invierno, por lo que a las 18.00 se hacía ya de noche. No teníamos un plan diseñado, pero sabíamos que cuando se hiciera de noche ya teníamos que estar acampados en algún lugar. Cuando volvimos a la carretera principal el cielo ya estaba comenzado a anochecer ligeramente. Seguimos nuestro camino hasta llegar a un pequeño pueblo llamado Jurien Bay. Allí paramos a comprar algo de comida para merendar en un supermercado. 

En este momento fue cuando nos dimos cuenta de que ninguno de nosotros teníamos internet, en ese momento compasamos mal, pero te diría que es lo mejor que te puede pasar. Preguntamos al señor de la tienda y nos dijo que allí no había internet. 

⚠️❗️ Advertencia: En cuanto salgas de Perth, no vas a tener conexión en ningún punto del viaje, solamente en ciudades más grandes como Geraldton, Carnavon…etc. Mi recomendación es que no te preocupes por eso y simplemente disfrutes. El móvil solo lo necesitas para buscar los campamentos y hacer fotos y vídeos.

Ya se había hecho totalmente de noche, teníamos mucho sueño y no sabíamos donde dormir. Antes de salir de Perth descargamos la app oficial de los roadtrips. Esta app te dice donde se encuentran los sitios de acampadas. La app se llama CAMPERMATE y funciona solo con conexión a internet, por lo que te recomiendo o localizar antes más o menos donde vas a parar o hacer capturas de pantalla.

⚠️❗️Ojo, parar solamente en los puntos verdes por que son los gratuitos, los demás son de pago y baratos no son.

Este consejo lo digo por que a nosotros nos pasó. Al salir de Jurien Bay paramos en un lugar lleno de caravanas y nos dijeron que teníamos que pagar. Daniel, el chico colombiano que venía con nosotros preguntó y le dijeron un sitio que se llamaba Sandy Cape en el que podíamos acampar. Pusimos el GPS del coche y fuimos hacia allí. 

Cuando llegamos allí no se veía nada, dejamos el coche en medio de dos grandes árboles y allí nos quedamos. Empezó a hacer bastante frío y fuimos a inspeccionar la zona. Para ser un lugar en medio de la nada estaba bastante bien. Tenía baños y duchas. Junto a nuestro coche había una caravana gigante con una tienda de campaña en el techo agarrada al árbol. Sacamos la mesa plegable que llevábamos y las sillas. Pusimos la garrafa de agua para beber en la mesa y la comida que habíamos comprado antes. Nos alumbramos con las linternas del móvil mientras nos preparábamos unos sandwiches con queso y jamón de York. Después de cenar nos quedamos impresionados con el cielo. Estaba todo lleno de constelaciones y estrellas, nunca había visto nada igual.

Cuando nos fuimos a dormir nos repartimos 3 en la tienda de campaña y 2 al coche. Aquí fue cuando llegaron las risas. Nos habíamos comprado un saco de dormir demasiado pequeño y no cabíamos y hacía mucho frío. La verdad es que también se nos juntó el miedo de los animales. A duras penas nos conseguimos dormir apoyados en el suelo que estaba durísimo. 

DIA 2. PLAYAS, BOSQUES Y DESIERTO.

Día 11 de junio de 2023, 8 de la mañana. Taku y yo nos despertamos en la tienda de campaña y salimos a fuera. Recuerdo que hacía mucho frío y nos metimos todos al coche a poner el aire caliente. Tras coger calgo de temperatura nos pusimos a desayunar y pudimos ver realmente donde estábamos. Era un descampado enorme con árboles altos y se escuchaban las olas por algún lado.

Después de desayunar nos acercamos a la playa y me di cuenta de la verdadera aventura que estábamos haciendo. Era una playa de arena blanca, solo se escuchaban las olas y era pura naturaleza. Me sentía como un descubridor. 

Tras este bonito momento era hora de recoger y seguir el viaje. En este momento me tocó a mí coger el coche. Nunca había conducido por la izquierda y encima era un coche automático. Continuamos conduciendo por la costa y el paisaje seguía siendo muy verde y estaba lleno de vacas y ovejas por todos lados. La suficiente parada iba a ser Geraldton, pero nos quedaba un largo viaje por delante. Yo conduje unos 100 km hasta pasar el testigo a Giovani, el italiano. Antes de llegar a Geraldton paramos en una playa enorme pero estaba llena de algas y suciedad. Creíamos que iba a ser más espectacular. Tras esto llegamos al centro de Geraldton.  

Al aparcar cogimos un balón de fútbol, que nunca puede faltar y fuimos a la zona de la playa a investigar. Había un ambiente bastante agradable, lleno de barbacoas por la playa y había un parque de césped enorme. Nos pusimos a jugar a fútbol y hacernos fotos y nos fuimos a comer. Pasamos a un supermercado y nos compramos algunas cosas para el camino.

Tras esto teníamos que buscar un lugar donde acampar esa noche y el siguiente gratis estaba a 1 hora y 30 minutos, por lo que íbamos a llegar ya de noche otra vez. Por el camino se nos cruzaron 2 o 3 canguros. Cuando llegamos a nuestro lugar de acampada nos desviamos a la derecha y llegamos a la orilla de un río. La verdad es que ese sitio no nos transmitía mucha confianza, no habida nada. Volvimos por donde habíamos venido y fuimos a la orilla sur del río. Allí ya se veían bastantes caravanas y baños públicos. Aparcamos el coche junto a un porche con mesas y asientos de piedra perfecto para cenar. Nos pusimos a buscar palos para hacer fuego para calentarnos en una hoguera pero fue imposible, nos tocaba helarnos otra vez. Después de cenar nos alejamos un poco para ver las estrellas y nos tumbamos en el suelo. De repente empezamos a escuchar unos ruidos detrás de nosotros y cuando nos dimos la vuelta había un canguro de 2 metros de alto detrás nuestra. Echamos a correr del susto y se fue corriendo. Este es el momento que más recuerdo del viaje. Esa noche me tocó a mi dormir en el coche y no he dormido peor en toda mi vida. Un señor que había en una autocaravana nos dijo que tuviéramos mucho cuidado con las serpientes. 

Dia 3. Cambio de paisaje y de ropa.

Comenzaba el tercer día de la aventura. Hacía un frío importante y estuvimos desayunando con el señor que la noche anterior nos había asustado con las serpientes. Era un hombre muy majo y nos invitó a todos a café caliente. Tras desayunar recogimos las cosas y proseguimos nuestra aventura. Este día queríamos visitar el parque nacional de Kalbarri, que habíamos oído que era muy bonito. Cuando partimos hacia el norte el paisaje comenzó a cambiar de repente y se convirtió en puro desierto de arena anaranjada con pequeños árboles. Nuestra primera parada fue este mismo parque. La entrada era rara porque girabas a la derecha y había una caseta para pagar online en medio de la nada. Cuando entras al parque tienes que seguir una carretera unos 10 km todavía hasta llegar. Primero paramos en una zona donde había un mirador al cañón del río. Por suerte había baños y entramos a hacer pis. Tras dejar esta zona fuimos a la siguiente del parque, que era donde estaba la ventana donde se hace la gente muchas fotos. Cuando bajamos del coche se escuchaban muchos pájaros. El camino hasta la ventana es algo largo, pero merece la pena. Hacía bastante calor aunque fuese invierno. Cuando llegas te encuentras de nuevo con el cañón y la ventana. Es un agujero formado por la erosión, bastante curioso. Lo que más me llamó la atención fue el ambiente que se respiraba. Sentías el aura del desierto por todas partes junto con los ruidos de los animales extraños.

Tras visitar el parque nos dimos cuenta que llevábamos tres días sin ducharnos y con la misma ropa y el coche ya empezaba a oler fuerte. Esa se convirtió en nuestra primera prioridad, ducharnos, pero la pregunta era dónde. Recuerdo que bajamos al pueblo de Kalbarri en la playa y estuvimos comiendo algo allí. Cuando estábamos por la playa vimos unas duchas como las que hay aquí en España para quitarte la arena. El problema era que hacía frío y encima el agua salía helada. Habíamos ido a la aventura y era loquee había, así que nos terminamos duchando entre muchas risas.

Cuando nos dimos la ducha nos cambiamos la ropa y parecíamos ya otras personas. Despues de esto teníamos ya que encontrar un lugar para acampar y estaba algo lejos, por lo que otra ve a conducir de noche. Volvimos a salir a la carretera principal y ascendimos hacia el norte hasta llegar a Nerren Nerren, que era el nombre del lugar. Había bastante gente y paramos junto a la carretera. Como no llevábamos martillo teníamos que clavar los clavos de la tienda de campaña con una cacerola al suelo. Ese fue el lugar más transitado de todos lo que estuvimos. Tuvimos que sacar nuestra mesa para poner las cosas y cenar, hasta que nos fuimos a dormir, siempre con la intriga de las serpientes en la mente.

Día 4. Llegamos al paraíso

Día número 4 del viaje. Amaneció con la temperatura de nuevo muy baja y entramos al coche para calentarnos. Tras desayunar algo y beber agua seguimos nuestra ruta. El cuarto día se presentaba muy intrigante, ya que íbamos a viajar a Monkey Mia un lugar que nos habían dicho que era obligatorio visitar. La verdad no sabíamos que nos íbamos a encontrar por el camino. Este viaje Daniel llevó el coche todo el recorrido. La zona a la que nos dirigíamos era patrimonio natural de la humanidad. Nunca había visto un paisaje tan desértico y desolador pero a la vez tan rojo y impactante en mi vida. La verdad es que las ganas de poner música no se nos iban aunque estuviéramos reventados. Cuando cogimos la salida a la izquierda en dirección a Monkey Mia empezamos a ver algo de mar. Nuestra primera parada fue en una playa ya dentro de la reserva natural. Se llamaba Shell Beach. Esta puede que sea la playa más espectacular que jamás he visitado en el mundo. Aparcamos el coche en el parking y no se veía nada, pero cuando cruzamos una pasarela de madera nos tuvimos que tapar incluso los ojos del reflejo del sol en el agua y la arena. Es una playa de mini conchas super blanca rodeada de un desierto naranja y el sol reflejando el agua. 

OJO⚠️❗️: Si visitáis esta playa poneros gafas de sol y echaros mucha crema en la cara sobre todo, ya que hay carteles recordándolo por todas partes. Cuando andas por la arena notas todo el reflejo en la cara del sol.

Después de esta breve parada continuamos nuestra travesía. Ya queríamos comer algo y paramos en un pequeño pueblo pesquero. Este pueblo se llamaba Denham, y lo que más nos llamó la atención era que había emus, que es un ave parecida a una avestruz, sueltos por las calles. Muchos coches tenían que parar en mitad de las carretera a esperar que cruzasen. 

Nos pusimos a buscar sitios para comer y encontramos uno enfrente del mar que tenía muy buena pinta. Yo me pedí Fish and chips, ya que es el plato tradicional de Australia. Los precios para ser Australia no estaban nada mal. El lugar se llamaba Shark Bay Coffe. Tras comer nos pusimos a perseguir un grupo de emus que aparecieron de la nada y después fuimos a comprar al super comida. Me acuerdo que en esa tienda el dependiente era un chico de Barcelona. 

Ya era hora de seguir con la garrafa bien llena de agua hacia Monkey Mia. Me sorprende la sensación de conducir por esa carretera, estas solo no se oye nada, estás en mitad de la nada y solo se ve arena roja. Monkey Mia no sabíamos realmente antes de ir lo que era. Al llegar hay una barrera en la que tienes que sacar un ticket y la chica te dice que si te quieres quedar alguna noche tienes que ir a la recepción del hotel. No sabíamos que era un hotel y al entrar me sorprendió lo que había allí. Se veían muchas edificaciones de color blanco y se veía a mucha gente en chanclas y en bikini. El ambiente lo sentía prácticamente como si estuviéramos en Benidorm. Al pasar a la recepción cogimos una noche y nos asignaron una plaza de acampada. Esto es lo más mágico del lugar. Es un hotel en medio de la mismísima nada y de la naturaleza. Había recepción, habitaciones, piscina, restaurante y un muelle larguísimo en la playa; pero también una zona enorme en césped de cuadrados pintados en el suelo para aparcar el coche y acampar. Lo más curioso del lugar es que está lleno de emus por todas partes. Tienes que tener cuidado con tu comida porque van a ir a quitártela, pero no son peligrosos.

Aquella tarde estuvimos jugando al fútbol con estos pájaros y después fuimos a la piscina. Hacía un poco de frío ese día y no llevaba toalla para secarme, por lo que tuve que tomar prestada una de una habitación del hotel que no había nadie en la terraza. Por la noche fuimos a cenar al restaurante del hotel y nos pedimos una pizza cada uno, bastante mal hecha por cierto. Tras la cena fuimos a la zona del muelle y nos sentamos a ver el atardecer. También vimos delfines y conocimos a unos chicos argentinos.

Dia 5. El viaje más largo

Quinta día de viaje, teníamos todo el día por delante para disfrutar en Monkey Mia, pero también teníamos que irnos. Lo primero que hicimos fue ir al buffet a ir a desayunar. En ese momento me sentía de verdad de vacaciones, hacía sol, iba en chanclas y sin camiseta y había muchos guiris. Me pedí un zumo de naranja y un yogur lleno de cosas. Después de esto fuimos a uno de los eventos que organizaban en el hotel, ver delfines. Nunca había tenido a un delfín tan cerca. 

Después de los delfines fuimos a comer en el camping, nos despedimos de los argentinos que habíamos conocido y nos fuimos de Monkey Mia. Para la vuelta hasta la carretera principal me tocó a mi llevar el coche y se me cruzó un emú que casi mato. Ese día teníamos que llegar hasta Coral Bay en un solo día por lo que íbamos a pasar bastante tiempo en el coche. Por el camino fuimos escuchando música y todos íbamos muy callados. La primera y única parada la hicimos en un pueblo llamado Carnarvon. Allí llamé a mis padres por videollamada para decirles que estaba vivo y compramos agua y hielo. 

Cuando terminé de hablar con mis padres comimos algo y seguimos nuestro camino hasta Coral Bay. Por el camino había investigado los campamentos gratis más cerca de Coral Bay y vimos uno que estaba un poco más al sur y pensábamos haber parado allí, pero cuando pasamos con el coche vimos que estaba muy lejos todavía, por lo que decidimos llegar hasta Coral Bay aunque fuese de pago alojarse. Llegamos a nuestro destino sobre las 17 30 y ya estaba empezando a anochecer. Nada más llegar fuimos a la oficina del campamento a preguntar para quedarnos. Al final decidimos quedarnos 2 noches, la del día que acabábamos de llegar y otra más para disfrutar bien del sitio. Coral Bay es un pequeño asentamiento en la playa con un hotel al oeste y otro hotel camping al este. Este lugar es famoso por su biodiversidad marina. Hay tortugas enormes y también muchos tiburones. La playa es de arena blanca y el agua es cristalina. Tras reservar nuestras 2 noches entramos a la zona del camping y fuimos a nuestro cuadrado. Saqué mi cacerola para poner la tienda de campaña y fuimos a investigar la zona. Dentro de la zona de acampada hay baños muy limpios y una zona con barbacoas para cenar. Obviamente fuimos allí y estuvimos preparándonos allí la cena junto con una familia australiana que nos enseñó cómo usar el fuego.

Dia 6. Último día de relax, sustos y buenos recuerdos.

Comenzaba nuestro segundo día y último en Coral Bay, ya que era sábado y teníamos que estar el domingo en casa otra vez porque el lunes ya había clase. Nos levantamos temprano y estuvimos desayunando en nuestra zona. Ese día queríamos explorar bien la zona y relajarnos en la playa, por lo que después de almorzar fuimos a dar una vuelta. Lo primero que ves nada más salir de la zona de acampada es un pequeño edificio de tiendas. Un poco más a la derecha recuerdo que había una especie de bar chiringuito con sofás y mesas a fuera. Coral Bay es realmente la zona de acampada dos edificios y una calle recta que va hasta el parking de un hotel más grande que hay. Después fuimos a la playa. Es una playa con el agua totalmente parada y que no cubre nada. Nos pusimos a jugar al fútbol y nos dimos unos baños. Mientras estábamos en la playa vimos al fondo una especie de dunas de arena que nos llamó mucho la atención, por lo que empezamos a nadar siguiendo la linea de la playa a ver qué nos encontrábamos. Nosotros íbamos descalzos pero tienes que tener cuidado porque hay tramos con muchas rocas y te puedes caer o cortarte. 

Cuando llegamos a la zona de las dunas pensamos en escalar hasta arriba la arena, hasta que vimos un cartel con un tiburón. El cartel decía que ese tramo de playa era donde había en Australia una mayor concentración de tiburones cerca de la orilla. Por suerte era entre septiembre y marzo, nosotros fuimos en junio. Al ver esas indicaciones ya no subimos a las dunas por su había algún bicho raro también entra la arena. 

Ir con mascotas está prohibido y ya ha habido casos de ataques de esta especie a seres humanos, por eso te lo avisan ya en el letrero. No hay que tener miedo pero si ir con cuidado porque ya más adelante tuve un susto bastante gordo que ahora contaré. Cuando volvimos a la playa principal pasamos dentro del hotel que había al otro lado y comimos allí. Yo me pedí carne y después nos bañamos en la piscina. El día estaba algo nublado y hacía un pelín de fresco. Solo a nosotros se nos ocurrió la idea de alquilar con el aire que hacía una de estas especies de tabla de surfear en la que te subes de pie y con un remo te impulsas. Cuando entramos al agua los dos chicos japoneses que iban conmigo comenzaron a practicar primero, pero yo como soy así cogí y me subí directamente. No duré ni 10 segundos de pie. Hacía mucho aire y me caí y la corriente se empezó a llevar la tabla y no podía alcanzarla. Hubo un momento que decidí dejarla que se fuera sin pensar todo lo que iba a tener que hacer después. Cuando me di la vuelta para volver nadando a la orilla de repente apareció a dos metros de mi una aleta enorme y volvió a meterse dentro del agua. Puedo decir ahora que puede haber sido el momento que más miedo he pasado en toda mi vida. Mi mente activó la alerta tiburón y comencé a nadar con todas mis fuerzas pensando en lo que podía haber bajo mía. A los pocos segundos empezaron a gritar desde la orilla que era un delfín y este volvió a aparecer junto a mí. Ahí me tranquilicé bastante y volví blanco a la orilla. La cosa era que lo peor estaba por llegar.  

Gracias a dios, una chica argentina me dijo que llevaba allí trabajando toda la vida y cuando a otros le había pasado lo mismo la corriente siempre llevaba las cosas hasta la duna donde habíamos estado. Por otro lado, una pareja australiana me dijo que si no devolvía la tabla tenía que pagarla, y barata no era. Recuerdo que me fui al coche a ponerme las zapatillas para meter el turbo corriendo por la orilla. Empece a andar y me metí incluso al agua con las zapatillas y las llevaba sin calcetines ni nada y prácticamente las destrocé. Mientras iba andando no veía por ningún lado la tabla y creía que iba a ir para nada. Cuando me acerqué un poco más a las dunas la vi por fin y se me iluminaron los ojos. Todavía quedaba el viaje de vuelta, y tuve que volver andando arrastrando de una cuerda la tabla hasta la otra punta. Cuando llegué no sentía mis manos y estaba muerto. Esa noche fuimos a tomar algo al chiringuito que había allí y conocimos a una pareja de Nueva Zelanda que estaba de vacaciones haciendo lo mismo que nosotros. Estuvimos hablando un buen rato con ellos hasta que nos volvimos al camping a prepararnos la cena

Después de cenar volvimos al chiringuito y nos tomamos algo para irnos a dormir mejor. 

Día 7. Vuelta a casa, muchos kms y mucha fiesta.

Por fin llegaba el último día del viaje. Después de viarias 1000 km en 6 días tocaba hacerlos ahora en solo uno. La verdad nos parecía un poco locura, pero Daniel se ofreció voluntario a conducir todo el camino de vuelta. Una cosa muy curiosa de Australia es que por lo menos a mi es que me cambió la percepción de las distancias. Obviamente sabes que está lejos y los kms que son, pero era como si se llegase antes a los sitios. Desde Perth hasta Coral Bay hay 1000 km, como de Madrid a París. Para mí es impensable ir en coche de Madrid a París, pero en Australia lo notaba diferente. 

Iba a ser un viaje muy largo por lo que salimos a las 7 de la mañana hacia el sur. Por el camino hicimos una primera parada en una gasolinera a almorzar, y la verdad lo vi muy desarrollado. Ese sitio me recordaba a el típico lugar que paras para ir a Valencia de vacaciones con tus padres. Yo me pedí un sandwich con huevo dentro y patatas fritas. Tras esto compramos algo de comida y seguimos el viaje. Por el camino hubo momentos que ya discutíamos por todo el cansancio del recorrido, pero era algo normal. La segunda parada la hicimos en una gasolinera en medio de la nada para reponer. El surtidor era lo único que había y pagamos con tarjeta. Hubo un momento que no aguantaba más tiempo de pie y tuvimos que parar a mear y a estirar las piernas. Después de esta breve parada continuamos el viaje hasta parar en un pequeño pueblo llamado Northampton. Allí nos comimos algo en una tiendecita y después nos desviamos a la izquierda para ir a ver Pink Lake, un lago que es de color rosa. Cuando llegamos muy rosa no estaba la verdad, pero nos hicimos algunas fotos chulas en el cartel de bienvenida. Después nos acercamos a la playa , que está detrás del lago a 5 minutos en coche, y estuvimos dando una vuelta. Esa fue una de las playas que más me impresionó. No por la arena y el agua sino por el paisaje. Era una playa muy salvaje, había diques para que no viniesen las olas y era todo descomunal. Si quieres puedes bajar a la arena con el coche.

Allí conocimos a una chica italiana que también iba a la aventura. Nos despedimos y seguimos nuestra travesía de vuelta. La siguiente parada fue en una cuneta de la carretera a hacer pis y a descansar. Dejamos el coche en una granja de vacas y ovejas y estuvimos haciendo tonterías para llamarlas. El primer día y el segundo habíamos ido hacia el norte por la carretera que iba pegada a la costa. El día de la vuelta decidimos coger la más principal y volvimos todo el camino de noche por ella hasta llegar a Perth.

Nos íbamos durmiendo todos de lo cansados que estábamos, pero aquí llegó el momento más épico del viaje. Atsuki, el chico japonés que conducía, empezó a poner música de festival electrónico y nos pusimos a bailar como locos dentro del coche. Hubo un momento que incluso paramos y subimos la música al tope y nos pusimos a bailar como tontos.

El mejor recuerdo que tengo del viaje es este. Estos momentos son lo que realmente valen la pena. Cuando volvimos al coche seguimos bajando dirección sur y ya se empezaron a ver las primeras luces de la ciudad. Tuvimos que parar en todas las casas de cada uno de los que íbamos para dejarlos hasta que cogí yo el coche con Taku y volvimos a nuestra casa. 

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