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Las enseñanzas ocultas de Ulises en su regreso a Ítaca ⛵️🇬🇷

¿Qué nos quería transmitir realmente Homero detrás de este enorme periplo por el Mar Mediterráneo?

Todos o casi todos hemos oído hablar alguna vez de la Guerra de Troya y de Ulises u Odiseo, ese general que era rey de Ítaca y había ido hasta allí a luchar. Tras la guerra debía volver a su patria, donde era rey, para reencontrase con su mujer y su hijo. Esta travesía de varios años de vuelta a su hogar nos la cuenta el escritor griego Homero en la Odisea. La Odisea es una de las obras clásicas más famosas de la humanidad, pero lo que mucha gente no sabe es que Homero trataba no solo de contar una historia de aventura, sino transmitir una enseñanza vital en cada una de las paradas del rey de Ítaca. Además muchos de los lugares ficticios de la obra pueden corresponderse a sitios reales del mediterráneo.

ÍSMARO Y LOS CICONES

10 años después, Ulises y sus hombres podían regresar finalmente a su patria, pero no iba a ser para nada un camino de rosas. El destino los quiso llevar hasta la ciudad de Ísmaro, donde habitaban los cicones. Tras una contienda tan larga necesitaban suministros, por lo que saquearon esta ciudad para abastecerse de provisiones. Ulises les dijo a sus hombres que debían abandonar rápidamente la isla, pero estos no le hicieron mucho caso y se quedaron bebiendo vino. Gracias a esto, los cicones pudieron organizarse y contraatacar. Muchos de los hombres de Ítaca murieron y los demás tuvieron que huir.

En esta primera aventura Homero trata de transmitir dos enseñanzas principalmente. No obedecer las órdenes de tus superiores. Ulises les dijo que después de saquear la ciudad debían marcharse rápidamente pero sus hombres pasaron de él, lo que más tarde supuso muchas muertes. Por último, la codicia. Aunque saquearon la ciudad para coger provisiones, comer, beber, etc… el simple hecho de ir a robar lo que no era suyo les supuso derramamiento de sangre.

La ciudad de Ísmaro existió realmente, y aún se pueden ver sus ruinas al este de la actual Grecia, pegado a Turquía. Ulises partió desde Troya con sus hombres hacia el norte, recorriendo una distancia de unos 115 kilómetros.

Primer viaje de Ulises tras marchar de Troya con sus hombres.

LOS LOTÓFAGOS

Tras tener que huir rápidamente de Ísmaro, Ulises y los supervivientes prosiguieron su viaje hacia el sur para poder bordear el Peloponeso y volver a su patria. Cuando llevaban recorrida una buena distancia el tiempo cambió por completo. Olas enormes, vientos en contra, lluvia y truenos hicieron que Ulises acabase en algún lugar al norte de África, en la región de Lidia. Al desembarcar observaron lo que parecía un paraíso, por lo que Odiseo mandó a sus hombres ir a explorar la zona. Al cabo del tiempo encontraron una población cuyos habitantes ingerían flores de loto. Estos eran los lotófagos. Estas personas les dieron a probar a los hombres de Ulises de esta flor. Lo que no sabían es que esta planta hacía que perdieras la memoria. Ulises y sus hombres fueron a donde estaba sucediendo esto y trataron de llevarse a sus compañeros de vuelta pero estos no se acordaban que eran de Ítaca. Por suerte, Ulises no cayó en la tentación y no probó la planta. Ataron a sus compañeros drogados y se los llevaron al barco para proseguir su camino.

Esta parada en una civilización en la que consumían plantas para uso recreativo tiene una fuerte carga de significado, ya que Homero se basa principalmente en el hecho de la desconfianza. Aunque alguien te parezca muy acogedor y amable, siempre deberías desconfiar y no aceptar todo lo que te ofrezcan, ya que puede ser para engañarte. La obra de la Odisea se podría considerar una criba en la que van pasando pruebas de valores y cada vez van quedando menos personajes; solo quien entiende lo que hacer en cada situación.

La tierra de los lotófagos podría estar en algún punto del norte de África en la actual Libia o Túnez. Tras marcharse de Ísmaro, pusieron rumbo sur, pero las malas condiciones climáticas los hicieron desviarse, por lo que pudieron recorrer una distancia de 900 kilómetros.

Segundo viaje de Ulises desde Ísmaro a África.

LA TIERRA DE LOS CÍCLOPES

Dejaban ya su segundo destino, habían perdido varios hombres y otros estaban bajo los efectos las hierbas. Ulises llegaba ahora a una tierra en la que habitaban enormes monstruos con un solo ojo. Al principio no les pareció ver nada pero entraron a una cueva y se encontraron con el cíclope Polifemo. Este se comió a alguno de sus hombres y les cerró la salida con una enorme piedra que no podían retirar. Con el paso de los días Polifemo se comía a más soldados, pero Ulises le clavó un palo ardiendo en el ojo que lo dejó ciego. El cíclope abrió la puerta y estos se escondieron bajo las ovejas para poder escapar sanos y salvos.

La dicotomía entre la fuerza bruta y la inteligencia es el factor principal de esta aventura. Aunque el cíclope posee todos los niveles de fuerza bruta, si Ulises y sus hombres saben emplear la inteligencia, van a vencer.

Esta cueva de cíclopes es un lugar ficticio pero algunos la ubican en el Monte Etna en Sicilia. Si tomamos este lugar como referencia, Ulises y sus hombres habrían recorrido 800 km desde África.

Tercer viaje de Ulises y sus hombres. De Libia a Italia.

LA ISLA DE EOLIA

Tras abandonar a los cíclopes su camino se iba a complicar mucho más todavía, ya que Polifemo habló con Poseidón y este descargaría su furia durante toda la travesía.

Su próximo destino iba a ser la isla de Eolia, territorio de Eolo, dios de los vientos. Allí fueron recibidos por este quien los acogió bien. Durante el mes entero que Ulises pasó allí se dedicó a contarle todo lo vivido en la Guerra de Troya y sus planes de regreso a casa. Durante una conversación privada, Eolo le dio a Ulises un saco con la fuerza de todos los vientos desfavorables por si la necesitaba y le dijo que en diez días llegaría a su patria. Una de las cosas en la que más insistió fue en que no le dijese a ninguno de sus hombres lo que contenía la bolsa, por lo que tras zarpar rumbo a Ítaca Ulises se mantuvo despierto 9 días para que nadie abriese este saco. Al décimo día el sueño puedo con él y sus compañeros abrieron la bolsa para ver lo que había en su interior. Esta acción provocó que el tiempo cambiara repentinamente y fueran empujados en dirección contraria. El mayor fastidio fue que ya podían ver Ítaca desde el barco y volvieron hasta la isla de Eolia de nuevo.

Homero pone una metáfora bastante llamativa con esta aventura. Por un lado tenemos la desconfianza. Aunque fuesen un equipo y les hubiese dicho que no debían abrir la bolsa, estos la abren. Segundo y más importante, la constancia continua hasta que no logras algo. Ulises tenía que vigilar 10 días y cuando más cerca estaban se durmió.

La isla del dios de los vientos (Eolia), se ubica en la actualidad en Lípari, una isla al norte de Sicilia. Si tomamos como referencia el monte Etna para el hogar de Polifemo, Ulises recorrió una distancia de unos 140 kilómetros.

Cuarto viaje de Ulises.

LOS LESTRIGONES

Odiseo y sus compañeros de batalla habían vuelto a la isla de los vientos pero Eolo ya no quiso ayudarles una segunda vez pero lo que tuvieron que proseguir su camino como pudieron. Su siguiente destino fue la tierra de los Lestrigones, unos gigantes canívales. Lo primero que pensaron al llegar fue que estaban en un terreno deshabitado. Ulises dejó el barco algo más alejado de la costa por que no se fiaba mucho. Este mismo mandó a algunos hombres a explorar la zona y estos se toparon con la hija del rey Antífates, a quien siguieron hasta su hogar. Estos se habían dejado llevar por su belleza y Antífates se comió a uno de ellos y salieron corriendo. Ulises y sus hombre estaban esperando en la playa cuando de repente vio aparecer a dos de sus hombres gritando. Antífates lanzó piedras a los barcos y los rompió, menos el de Ulises, que lo había dejado más lejos.

Aquí claramente se nos intenta transmitir la idea de la anticipación, el saber analizar antes las cosas. Gracias a la desconfianza de Ulises, este pudo salvar su vida.

El territorio de los gigantes caníbales es un lugar literario, pero algunos lo ubican en Cerdeña o en el Lazio. Desde la isla de Eolia hasta Cerdeña o Lazio podrían haber recorrido 500 kilómetros más.

Quinto viaje de Ulises y sus hombres.

EL PALACIO DE CIRCE

Gracias a la astucia de Ulises pudo sobrevivir y continuar su camino. Esta vez el destino los iba a llevar a la tierra donde habitaba la diosa Circe. Al llegar a la costa, Ulises mandó explorar a sus hombres la zona. Estos se adentraron en el bosque y comenzaron a caminar hasta que llegaron a un palacio enorme. Antes de entrar se toparon con leones y lobos ( antes hombres, pero no lo sabían). Allí fueron recibidos por Circe, diosa de la magia y hechicera. Estos hombres, dejándose llevar un poco por su belleza, aceptaron el elixir que Circe les ofreció. La forma de cerdo adoptó sus cuerpos, pero uno de ellos logró salir corriendo hasta donde estaba Ulises. Cuando Ulises vio de llegar a un cerdo con la voz de su compañero no se lo pedí creer. Su compañero le explico lo que había pasado y Ulises fue en dirección al palacio para rescatar a sus guerreros. Este sabía que no debía caer en la tentación de tomar ese brebaje, pero por el camino se encontró con el dios Hermes, quien le dio un polen que si mezclaba con el elixir no le pasaría nada.

Efectivamente, Circe trató de dar esta poción mágica a Odiseo, pero este la mezcló con la sustancia de Hermes y no se convirtió en animal. Al ver que no había funcionado, Ulises amenazó a la hechicera a punta de espada con devolver a sus amigos a su forma original. Esta cedió, pero le convenció para quedarse un año en la isla con él. Esta hechicera le recomendó a Ulises que fuese a visitar al adivino Tiresias al inframundo.

Esta es una aventura en la que Ulises permanece muchísimo tiempo allí. El poeta Homero trata el tema del autocontrol frente a la tentación. Ulises y sus hombres tenían una misión, volver a su patria, pero estos caen en la tentación de quedarse allí con todas las comodidades en la isla.

La isla de Ea, donde vivía la diosa hechicera Circe, se podría ubicar en el Lazio, más concretamente en la zona del monte Circe. Desde Cerdeña, en la tierra de los Lestrigones hasta Ea, Ulises recorrería unos 300 kilómetros.

Sexto viaje de Ulises.

BAJADA AL HADES

Todos hemos escuchado palabras como Hades, infierno, lucifer, etc… Pues los griegos no iban a ser menos. Estos creían en otro mundo «subterráneo» llamado Hades. Nadie había conseguido salir de allí con vida. Este inframundo estaba custodiado por Cervero, un perro bicéfalo. Ulises sabía de los peligros que había allí, pero quería seguir el consejo de la diosa Circe e ir a hablar con el visionario Tiresias.

Cuando llegaron a la entrada, únicamente Odiseo descendió. Al llegar a la entrada pudo pasar por Cervero y fue recogido en una barca por Caronte. Por el camino se le aparecieron fantasmas, se encontró con su madre y con sus compañeros Patroclo, Aquiles y Ayax. Tras visitar a Tiresias, este le dijo que para volver a Ítaca debería pasar por la isla de las sirenas.

Esta bajada al mundo de los muertos trata de darnos a entender que por muchos objetivos que consigas en la vida la muerte te va a llegar. Seas quien seas. La muerte y la vida son dos cosas infinitas.

La entrada al Hades o al mundo de los muertos se cree que podría identificarse en la desembocadura del Río Aqueronte, en Grecia. Desde la tierra de la diosa Circe hasta este lugar Odiseo habría recorrido unos 700 kilómetros, aunque no tuvo que ir realmente hasta allí para entrar al Hades.

Séptimo viaje de Ulises.

LAS SIRENAS

Ulises sabía por el adivino Tiresias que debía pasar por la isla de las sirenas si quería volver a Ítaca, aunque era consciente del peligro que eso suponía. La sirenas en la mitología griega eran unas criaturas temibles con alas que emitían un canto que hacía ir a los marineros a su territorio para después comérselos.

El rey de Ítaca hizo a sus compañeros que lo ataran al mástil del barco para que no pudiera moverse al escuchar los cantos. Ulises también derritió cera para ponérsela a sus soldados en sus oídos. Cuando empezaron a oírse los cantos los compañeros de Odiseo no podían escuchar nada, pero este no se puso nada en los oídos, por lo que tuvo momentos de delirio absoluto e incluso pidió a sus compañeros que lo desataran, aunque estos no le hicieron caso.

En esta aventura, Homero apela al uso de la razón y la lucha contra la tentación. Aunque tenían la tentación del canto de las sirenas, el uso de su razón le hizo no caer en la trampa.

Las islas de las sirenas se corresponderían a unas islas al sur de la ciudad de Sorrento en la actual Italia. Si cogemos la isla de Circe como referencia, ya que Ulises no tuvo por qué ir hasta Grecia para bajar al Hades, esta travesía por la costa de Italia habría sido de unos 140 kilómetros.

Octavo viaje de Ulises.

CARIBDIS Y ESCILA

Lo que actualmente conocemos como el estrecho de Mesina, que separa Sicilia de la Península Itálica, para los griegos antiguos era un lugar custodiado por dos monstruos. A un lado, Caribdis, capaz de generar remolinos de agua enormes. A otro lado, Escila, criatura de seis cabezas.

Ulises, si quería regresar a su patria, sabía que debía atravesar ese pequeño pero peligroso estrecho. A la izquierda se encontraba Caribdis, por el que ningún marinero había conseguido pasar a salvo. Odiseo no veía posible cruzar por ahí, por lo que, aunque supiera que ir por la derecha, es decir, escoger Escila también fuese peligroso, tendrían más probabilidad de sobrevivir. Cuando llegaron al estrecho, Ulises ordenó remar con fuerza hacia la derecha para evadir el remolino gigante de Caribdis. Al otro lado los esperaba Escila, aunque pudieron salir con vida.

Este estrecho se puede considerar directamente como una metáfora de la vida. Muchas ocasiones, para alcanzar algún objetivo, tienes que escoger dos opciones, pero ninguna es segura 100%, hay que tomar riesgos. Homero nos transmite el sentimiento de decisión y coraje. Uno de los lados era muy peligroso, entonces solo quedaba otro, también muy peligroso.

Este estrecho es el que separa, como ya hemos comentado, la isla de Sicilia con el resto de Italia. La distancia que separa las islas de las sirenas de este estrecho es de 280 kilómetros más o menos.

Novena travesía de Ulises.

LA ISLA DE TRINACIA

Durante esta larga travesía ya hemos comentado islas donde habitan dioses (Ea, Eolia…etc.). En este décimo viaje Ulises iba a llegar a una isla donde el dios Helio (dios del sol), guardaba su ganado. Esta isla era un lugar sagrado, y tanto Cire como Tiresias le dijeron a Ulises que no fuese por allí. Ulises sabía que no sería buena idea parar allí, pero sus compañeros lo terminaron convenciendo para que hiciesen una parada para descansar. Lo que iba a ser una parada técnica se convirtió en una estadía de un mes, ya que los vientos cambiaron y no pudieron zarpar. el hambre empezó a hacer mella y la tripulación decidió comerse el ganado de Helios.

Esta acción no se iba a quedar en nada, ya que Zeus mandó un rayo al barco para romperlo cuando iban a salir de la isla y solo salvó a Ulises. A partir de este momento se encontraba solo.

En esta etapa, La Odisea se centra en explicar el respeto que se debe tener por lo sagrado y lo ajeno.

Esta isla es un lugar ficticio, aunque se suele asociar meramente con la isla de Sicilia, por lo que tras pasar el estrecho de Mesina, Odiseo habría ya llegado allí.

Décimo viaje de Ulises

OGIGIA

Ulises se encuentra solo, sin fuerzas y el destino le hace llegar como un náufrago a la isla de Ogigia, residencia de la ninfa Calipso. Esta se enamora de Ulises y lo acoge en su hogar. Ulises llegó devastado y simplemente buscaba un lugar donde quedarse. Odiseo encontró calma, amor y un lugar tranquilo en el que estar, por lo que cuando quiso darse cuenta llevaba allí ya siete años. Por muy a gusto que estuviese, se acordaba de su tierra y lloraba. Llegado un momento, quería volver a su patria, donde le esperaba su pueblo, su hijo y su esposa.

Zeus habla con Hermes para que convenza a Calipso y lo deje marchar. Finalmente esta cede y le ayuda a construir una balsa para que pueda volver a su patria. El problema es que Poseidón seguía enfadado y destruyó de nuevo su barco y tiene que volver a ser un náufrago.

Homero se focaliza en los objetivos. En este caso Ulises tenía desde el primer día un objetivo, y por muy cómodo que estuviese allí, lo iba a alcanzar.

La isla de Ogigia se considera actualmente con Malta, por lo que desde Sicilia hasta allí recorrería unos 250 kilómetros.

Undécimo viaje de Ulises

LA ISLA DE ESQUERIA

Ya no podía más, Ulises estaba medio muerto, nadaba por el mar sin rumbo y no tenía fuerzas. Por suerte, se topó con la diosa Ido y le ayudó a llegar a tierra firme dándole una tela mágica que le hacía flotar. Cuando se topó con la orilla del mar llegó a un lugar que no conocía. Lo primero que hizo fue adentrase en el bosque y esconderse. A los pocos días Nausícaa, hija del rey de los feacios, Alcínoo, se lo encontró y lo condujo hasta su residencia. Al llegar Ulises suplicó a la reina Arete que le diera alojamiento y le ayudara, ya no podía más. El rey Alcínoo le acogió pero no sabia quien era ese hombre realmente. Al cabo de un tiempo el rey le pregunta quién era y este explica toda su historia y cómo había llegado hasta allí. Estos no dudan en ayudarle a volver a su patria Ítaca proporcionándole una nave. Cuando Ulises deja la isla se queda dormido y los reacios lo dejan en la playa hasta que despierta y llega por fin a su patria.

En esta última travesía con los feacios se nos muestra la importancia de la hospitalidad para los antiguos griegos y el culmen de los objetivos en la vida.

El hábitat de los feacios es un lugar mítico pero se cree que se podría identificar con Corfú. Si tomamos este punto de referencia la distancia que separa Corfú de Ogigia es de 600 kilómetros y entre Esqueria e Ítaca 150.

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